Esta historia podía haber tenido un final trágico, pero al final todo acabó bien gracias a la resistencia de Brett Archibald, surfista sudafricano. Era la séptima vez que Brett viajaba a Indomesia, esta vez para un surftrip en las islas Mentawai con un grupo de amigos.
El grupo subió a bordo de un barco en Padang para hacer las 10 horas de travesía hasta las Mentawai. El viaje se hace de noche para que los surfistas puedan disfrutar del primer baño nada más llegar a las islas a primera hora de la mañana. Durante la travesía, Brett se mareó y decidió salir a cubierta para despejarse un poco mientras sus amigos se fueron a dormir.
La alarma saltó unas horas más tarde cuando sus amigos se juntaron para desayunar y Brett no aparecía. Temieron lo peor. Supusieron que había caído al agua durante la noche, así que dieron la alarma a otros barcos y a la guarda costera para buscarlo. Después de muchas horas de búsqueda infructuosa se pensó que la corrientes le habría desplazado y quedaban pocas esperanzas de encontrarle con vida.
Sin embrago, unas horas más tarde, un barco llamado Barenjoey encontró a Brett Archibald vivo flotando a unas 12 millas de la costa, estaba deshidratado y quemado por el sol, pero en buen estado de salud. La noticia de su rescate comenzó a circular de inmediato y sus amigos y familiares respiraron de aliviio.
¿Y que hizo Brett nada más ser encontrado? Montar en otro barco rumbo a las Mentawai (sin caerse) para ir a surfear como había planeado inicialmente.