El reconocido fotógrafo canario no se pierde una edición de este evento, y es autor de la fotografía utilizada en el cartel de la edición de este año.
¿Recuerdas el momento de cuando tomaste aquella foto?
Recuerdo que cuando tomé esta imagen no resultó nada fácil debido a que posicionarse en un barco que se mueve de un lado a otro resulta complicado, y a la vez hay que sujetar el objetivo con total precisión para que la foto salga enfocada. Vi a Zumo bajando por el aire a punto de hacerse un drop impresionante, cuando ni siquiera me había cerciorado de que Nic Lamb estaba por el otro lado bajando de izquierdas en un gran bottom turn. Al ver la imagen en el visor, me sorprendió que aparecía Nic muy profundo en un labio a punto de ser engullido y en ese momento me di cuenta que había conseguido la imagen que deseaba. Teniendo en cuenta que soy bastante insistente con el patrón del barco para conseguir el posicionamiento deseable, que es muy difícil debido a la fuerte corriente. Fue una maravilla, porque es una ola complicada para sacarle rendimiento desde el agua; hay que estar muy fino a la hora de la posición. Desde el barco nunca sabes lo que vas a conseguir, no sabes lo que va a suceder, en cualquier momento puede llegar la imagen del día o no aparecer en toda la sesión.
Eres un asiduo al Punta Galea Challenge ¿en qué te resulta tan atractivo?
Para mí el hecho de visitar en diferentes ediciones la galea se resume en el compromiso y fuerza que tiene la comunidad vasca a la hora de disfrutar de un evento con tantísima adrenalina, donde no solo se divierten sino que sienten esa emoción que solo nos la pueden dar surfistas experimentados que aman por encima de todo esos días míticos para el recuerdo. También es verdad que tantos surfistas con una sensibillidad específica por ese tipo de olas especiales hace que el evento se desarrolle, y luzca, y brille gracias a la organización. La organización es fundamental junto con esa logística, infraestructura, y compromiso de la comunidad vasca. En pocos lugares he podido vivirlos, por eso intento no perderme una edición, porque me hace sentir como uno más de la familia y es un verdadero placer. No solo el trabajar, porque realmente es un disfrute ver cómo brillan sus ojos ante las posibilidades que van a tener enfrentándose a esas condiciones tan temibles, donde nunca se sabe el potencial real hasta que llegas al agua. Entonces, estar desde dentro en un barco sintiendo cada una de esas expresiones… es un regalo vivirlo. Es un evento diferente al de Nazaré, al de Mavericks, al de otros eventos, por el hecho de que están competidores, organizadores, socorristas, todos muy unidos en el mismo barco. Eso hace que los lazos sean más fuerte y el ambiente muy sano. Es de los eventos que he podido disfrutar con mayor vivencia. Y voy a seguir estando ahí presente. Seguro.