Más de 70.000 espectadores inundaron el viejo puerto de la ciudad este sábado para el estreno en Francia del Red Bull Cliff Diving World Series 2013. En una soleada tarde en La Rochelle, el joven ruso de 29 años logró su máximo objetivo: una victoria por delante del vigente campeón de la Serie Mundial Gary Hunt y del ex saltador olímpico Blake Aldridge, ambos de Inglaterra. La quinta temporada de la serie más prestigiosa de este deporte se puso en marcha en, posiblemente, el lugar más peligroso de todos ellos ya que los saltadores se subieron a la plataforma montada en la histórica Torre de Saint Nicolas a 27,5 m de altura sobre las frías aguas del Golfo de Vizcaya que no superaban los 12ºC. En cuatro semanas, la siguiente parada llevará a la élite de este deporte a la capital de Dinamarca, Copenhague.Llegó a Francia con la confianza de un verdadero campeón, no dudó lo más mínimo en ningún momento y ganó de una manera impresionante la primera de un total de ocho competiciones. Quinto después de la primera ronda de la competición el viernes, el clavadista ruso se colocó líder con el único salto obligatorio del día de 100 puntos en la segunda ronda. Conocido por lo mucho que disfruta el momento de despegar de la plataforma, Artem Silchenko tuvo el mejor despegue en esta nueva temporada.
El imperio británico completó el podio en Francia con el tres veces campeón de la Serie Mundial Gary Hunt (469.30pts) en segundo lugar y tercero fue Blake Aldridge, clasificado de la previa, con (448.20pts). Estaban empatados después de la primera vuelta y protagonizaron una lucha muy cerrada hasta la última inmersión. El participante más joven y ganador de la competición de calificación, Jonathan Paredes (MEX), se clasificó entre los seis primeros en su primera participación como saltador permanente de la Serie Mundial.
Aunque el período previo a la competición no fue bendecido con buen tiempo –ráfagas de 50 km/h soplaron desde el Atlántico durante la primera ronda del viernes-, la pintoresca e histórica ciudad del Golfo de Vizcaya lució sus mejores galas con un sol radiante y dio la bienvenida a una multitud de cerca de 70.000 espectadores entusiasmados. Antes de cada inmersión, estaba todo tan tranquilo que se podía oír caer un alfiler, pero de inmediato le seguían los vítores y aplausos de 140.000 manos. Una experiencia única que sólo el público francés puede dar a la élite mundial de salto de acantilados.
Después de este arranque ‘fresco’ de la Serie Mundial, la siguiente parada dentro de cuatro semanas llevará a los mejores saltadores de acantilados todavía más al norte hasta la capital Dinamarca, Copenhague.
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