Black Waves

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Ensō es la práctica zen de dibujar un círculo con un solo trazo. Basta con mojar el pincel en tinta, posar la punta sobre el papel y girar la muñeca con habilidad para conseguir un bello cerco. Para los budistas representa la fuerza y la elegancia, un gesto con el que cuerpo y mente alcanzan la perfección. La más impresionante de todas las obras es Black Waves: Lost, Immersed and Reborn (2016), compuesta por treinta proyectores que llenan toda la instalación con una gran masa de agua similar a La gran ola de Kanagawa, pintada por Hokusai en 1830. «Los artistas japoneses de hace 300 años fueron los primeros en plasmar la lluvia en forma de líneas. Todo fue gracias a la observación: alguien percibió que una gota prolongada en el tiempo podría asemejarse a este efecto, y desde entonces es cómo lo hacemos el resto», aclara Nonaka sobre las referencias de este trabajo, para el cual calcularon la interacción de miles de partículas en 3D generadas por ordenador.

Se podrá ver en el Espacio Fundación Telefónica, gratuitamente hasta el 9 de junio.