Ayer viernes asistimos a una jornada impresionante en el SurfilmFestibal de San Sebastián, empezando con un debate de big riders en el que había una presencia más que notable con una participación internacional de lujo -nada menos que tres competidores del Big World Tour: Ramón Navarro, Kohl Christensen y Joao de Macedo, a los cuales tuve la ocasión de saludar ya que han participado estos años en el Punta Galea Challenge. La charla estuvo muy animada y sobre todo fue fundamental para todos aquellos interesados en el surf de ola grande. Entre los temas que se trataron, nos aclararon muchas cosas sobre la utilización de los chalecos hinchables y las restricciones de uso estrictamente a profesionales, los peligros de una mala utilización y los problemas legales en cuanto a su comercialización. Peio Lizarazu nos adelantó la noticia de que la marca Tribord va a comercializar un modelo de chaleco salvavidas en 2016. También se habló extensamente sobre seguridad en el agua, el uso de las jetskis y la masificación de algunas olas y la entrada de gente no preparada para tales condiciones.
En cuanto a la definición de «ola grande» nadie se aventuró a poner el listón a partir del cual se considera una ola «Big Wave», lo que si se afirmó es que los límites han variado mucho en los últimos 10 años. Kohl Christensen fue el que mejor supo definir el surf de ola grande: «Si estás acojonado en el agua, entonces es que está grande!».
Entre los ponentes del foro había un japonés tamañero de 60 años (no recuerdo su nombre) que nos mostró un corto flipante de una ola «big wave» que surfean en Japón que guardan celosamente en secreto y que hasta ahora no habían querido mostrar ninguna imagen públicamente. Y no es de extrañar: Una derecha larga, estilo Kirra, con un tubazo continuo y tamaño gigantesco, dos características que no se dan conjuntamente en casi ninguna otra parte. El japonés en cuestión protagonizó el momento más hilarante del debate. Fue cuando el moderador, Julen Larrañaga, les preguntó sobre la reacción de sus mujeres y sus familias cuando van a surfear en condiciones tan arriesgadas. Las respuestas en general fueron similares, en concreto Lizarazu dijo que siempre avisa a su mujer y a su madre cuando va y en cuanto sale del agua. Pero el japonés nos dio su opinión mediante una anécdota que le sucedió. Fue la primera vez que entró en Hawaii (Kauai), había un maretón de olas de 25 pies con un periodo de 20 segundos. Fue con su mujer (nos confesó que se ha casado 5 veces), por más señas fotógrafa y fumadora empedernida. Era la primera vez que surfeaba allí y en todo el baño solo cogió una ola. Cuando salió del agua y le preguntó a su mujer por las fotos, ésta le dijo que no le había sacado ninguna porque estaba encendiendo un cigarro justo en el momento que pilló la ola. «-Cuando voy a surfear, sean olas grandes o pequeñas, no tengo que dar explicaciones a nadie, ni a mi mujer ni a mi perro!».
La película de Pedro Temboury, «La Primera Ola» cumplió las expectaciones que había creado. Lleno completo en el Teatro Principal y un público entregado. Todo el mundo estaba allí, incluidos gran parte de los protagonistas. La peli es un documento que va a quedar para la eternidad. Una narración en formato de entrevistas en boca de los personajes clave de toda nuestro litoral, centrado en aquellos lugares y personajes de los que existen documentos gráficos, fotografías y pelis (de super8) de la época. Un trabajo admirable de recopilación documental y aún más duro de montaje para poder hacerlo digerible. Sin duda el trabajo de Temboury creará polémicas en cuanto a lo que dicen sus protagonistas y a las zonas o personas que no aparecen. Personalmente creo que se debería haber mencionado la comunidad surfera de Cádiz, pionera también en los 70’s a partir de la llegada de los marines que estaban en Rota y que traían sus tablas desde USA. Pero seguramente no hay material de aquella gente. Por lo demás, un trabajo impecable y repito que quedará como documento único para la historia del surf en nuestro país.